martes, 30 de junio de 2015

Martha Argerich en el Centro Cultural Kirchner, Viernes 17 de Julio a las 21


El Ministerio de Cultura informó que la pianista Martha Argerich tocará el 17 de julio junto al maestro Eduardo Hubert y la Orquesta Sinfónica Nacional la obra "Porteña", de Luis Bacalov, en la sala La Ballena Azul del Centro Cultural Kirchner.


“Porteña”, una obra compuesta para dos pianos y orquesta, fue comisionada por la Orquesta Sinfónica Nacional al maestro Bacalov y está dedicada a la gran pianista Martha Argerich.
El concierto integra la programación del Centro Cultural Kirchner, que es gestionado por los Ministerios de Cultura y de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, a través del Plan Nacional Igualdad Cultural.


viernes, 12 de junio de 2015

Bruno Gelber habla de sus maestros y de Martha Argerich


Maestros y colegas: el pianista describe a su maestro Vicente Scaramuzza como autoritario, injusto y ofensivo. 

Bruno Gelber tuvo tres maestros. Primero su madre, Ana Tosi, con quien empezó a estudiar a los tres años y medio.  A los cinco dio su primer recital y después comenzó sus estudios con Vicente Scaramuzza, que había sido por 16 años maestro de su madre. Allí conoció a Martha Argerich. “Martha era refulgente, maravillosa -evoca Gelber-. Cuando yo iba a lo de Scaramuzza y tenía problemas con un pasaje o algo así, el maestro, con la diplomacia que lo caracterizaba, me decía: ‘Martha ya me lo trajo resuelto.’ Lo que yo ignoraba es que a Martha le decía:  ‘Vos tenés mucha técnica, pero Bruno canta.’ Como con Martha éramos amigos nos contábamos estas cosas. Scaramuzza fue un maestro autoritario, amargo, injusto y ofensivo.”
¿No guarda algún recuerdo afectuoso de él?
Ninguno. ¿Sabe, además, lo que hacía? A las cinco le servían el té. Si él estaba de buen humor, nos dejaba pasar a la sala, pero no nos ofrecía ni una taza de té ni una galletita.
A los 18 años, Gelber se radicó en París para estudiar con Marguerite Long. “Long fue muy inteligente y no se metió con mi técnica. Yo tenía una cosa muy estructurada y lo que ella hizo, más que agregarme, fue sacarme cosas, liberarme”, finaliza.
Federico Monjeau - Critico musical - Diario Clarín
11 de Junio de 2015

lunes, 8 de junio de 2015

La Pianista by Natalia Medina


¿Qué palabras existen para hablar de la forma correcta de alguien absolutamente indescriptible?


Algún día del año 2013 buscaba yo en internet alguna buena grabación del Tercer Concierto Para Piano de Rachmaninoff, quería escuchar algo nuevo entonces decidí saltarme la ya explorada interpretación de Vladimir Horowitz y en lugar de ella elegí un nombre que sonaba conocido y que parecía ser dueño de una grabación renombrada: Martha Argerich. Nunca había escuchado un piano sonar con tal belleza.
Empezó entonces mi exploración en el mundo de grabaciones de la pianista argentina, cada nuevo descubrimiento tuvo el mismo impacto en mi que el primero. Después de 33 discos comprados y cientos de grabaciones escuchadas puedo decir que la fascinación no acaba nunca.
1941 Martha Argerich nació el 5 de junio en Buenos Aires, Argentina.
1945 dio su primer recital con público.
1949 dio su concierto debut.
1954 se mudó a Viena con su familia, para estudiar con Friedrich Gulda.
1957 ignorando la crítica popular participó y ganó el primer premio del Concurso de Ginebra y el Premio Busoni.
1965 ganó el concurso internacional de piano Frédéric Chopin, en el mismo año en el que Vladimir Horowitz regresó a escena en Carnegie Hall (Nueva York).
1980 se dio por vencida en seguir como solista, no más complacer sólo al público y más complacerse a si misma. Este mismo año dejó el jurado de la 10a edición del concurso Chopin, indignada de que Ivo Pogorelić no pasó a etapas más avanzadas del concurso.
Y puedo seguir, pero para ver escrito con años lo que ha hecho en su vida mejor lean una biografía, esto no es una biografía.
Parte de lo que a mi más me impresiona de ella es que cuando toca y uno la ve pareciera que tocar el piano es la cosa más fácil del mundo: Ella toca la complejísima cadencia en octavas del primer concierto para piano de Tchaikovsky o la locura del tercer concierto para piano de Prokofiev, y en su cara y su cuerpo se muestra la misma facilidad que uno tiene al caminar en línea recta.
Elogiada por los mayores pianistas de la historia y por todo el público “Marthita” llegó a enloquecer el mundo de la música en 1965.
Ella es pequeña, diminuta, insignificante y poco llamativa (todo esto a propósito) hasta que se sienta al piano, donde olvida por completo su preocupación por no ser el centro de atención y se convierte en lo único que quien sea que esté frente ella quiere ver y escuchar.
Mientras Deutsche Grammophon le rogaba que se pasara por el estudio de grabación y su manager le programaba conciertos a sus espaldas para obligarla a tocar, miles de personas con el deseo de una carrera musical aunque fuera mínima eran rechazadas por las mejores escuelas de música del mundo. Ella es y fue la única pianista que siempre intentó destruir su carrera pero no lo logró pues el mundo entero nunca la dejó.
“Es la única intérprete capaz de imponer condiciones al mercado, la que grabó siempre lo que quiso y en el sello discográfico que quiso, la que no toca cuando no tiene ganas (o cuando se lo impide la burocracia política y sindical argentina), famosa por su temperamento, estos días, sin embargo, se muestra como es realmente: frágil; frágil como somos todos. Su voz, tímida, casi inaudible, contrasta con los estallidos súbitos de sus carcajadas y con la soberbia posición que toma sentada frente al piano. El tono con el que habla, su acento indefinible en el que se pierden las consonantes, intermitentes, es casi un susurro, una confesión aunque hable de cosas tan públicas como la cancelación de un concierto (“es que no puedo vivir así, no me dejan descansar”) o de su fascinación por el fraseo de Friedrich Gulda, el minimalismo de Glenn Gould o su propia madre.”
-Pablo E. Chacón, Enero, 2006, para la revista Letras Libres.
El mundo le da una sola cosa en agradecimiento: Flores. Flores en ramos, flores de premios, flores de palabras…
Honor a quien honor merece.
Tal vez haya mejores pianistas y mejores grabaciones de los conciertos que más me emocionan cuando toca ella, tal vez no todo el mundo piensa lo mismo que yo (y está bien), pero para mi Martha Argerich no sólo es una pianista, Martha Argerich es la pianista.
Este año la gran artista cumple 74 años y se celebran 50 años de su merecido galardón a mejor intérprete de Chopin del momento (7 ediciones del concurso). ¿Qué hacer para celebrarla? Escucharla, ¿qué más?
J.S. Bach: Partita no. 2. http://youtu.be/BUzunkyzZi4
Frédéric Chopin: Scherzo no. 2. http://youtu.be/enJ6be4qLMs
Sergei Prokofiev: Concierto para piano no. 3. http://youtu.be/FgnE25-kvyk
P.I. Tchaikovsky: Concierto para piano no. 1. http://youtu.be/CzyCL7qUm7w

miércoles, 3 de junio de 2015

Martha Argerich, figura legendaria del piano

Está cumpliendo por estos días 74 años la pianista argentina Martha Argerich, figura internacional de la música y una leyenda viva del piano. En las elecciones que se hacen por diferentes publicaciones de música, ella aparece como una de las mejores del siglo XX y para algunos es la más importante. En 1945 con cuatro años de edad ofreció su primer recital en el teatro Astral. Su primer maestro fue Vicente Scaramuzza pero fue con Friedrich Gulda, pianista austríaco, con quien conoció y amplió los secretos para convertirse en una gran artista. Hay dos momentos muy importantes en su carrera y el primero viene con anécdota: su encuentro con el presidente argentino Juan Domingo Perón en 1954, cuando ella tenía 13 años y ya había demostrado un impresionante talento. 
Perón le dio cita en la residencia presidencial a la que joven pianista asistió acompañada de su madre. Él le preguntó en su estilo particular que a dónde quería ir a estudiar y ella le contestó que con Friedrich Gulda en Viena. Esta respuesta fue del agrado de Perón, quien agradeció el hecho de que no quisiese ir a Estados Unidos. Y aquí viene la parte divertida de la anécdota contada por su protagonista: “lo más cómico fue que mi mamá para congraciarse le dijo que a mí me encantaría tocar en la Unión de Estudiantes Secundarios. Y parece que yo debí haber puesto una cara bastante reveladora de que la idea no me gustaba, porque Perón le empezó a seguir la corriente a mi mamá, mientras que me guiñaba el ojo y por debajo de la mesa me decía que no. En suma mis padres fueron reconocidos con puestos gubernamentales y yo viajé a Viena”.
Otro momento que subrayó internacionalmente su talento fue el Concurso Internacional de Piano Frederic Chopin que ganó en 1965, en reñida competencia a Arthur Moreira Lima. En El Músico de la Semana, algunos de los momentos artísticos más relevantes de Martha Argerich.