¿Qué palabras existen para hablar de la forma correcta de alguien absolutamente indescriptible?
Algún día del año 2013 buscaba yo en internet alguna buena grabación del Tercer Concierto Para Piano de Rachmaninoff, quería escuchar algo nuevo entonces decidí saltarme la ya explorada interpretación de Vladimir Horowitz y en lugar de ella elegí un nombre que sonaba conocido y que parecía ser dueño de una grabación renombrada: Martha Argerich. Nunca había escuchado un piano sonar con tal belleza.
Empezó entonces mi exploración en el mundo de grabaciones de la pianista argentina, cada nuevo descubrimiento tuvo el mismo impacto en mi que el primero. Después de 33 discos comprados y cientos de grabaciones escuchadas puedo decir que la fascinación no acaba nunca.
1941 Martha Argerich nació el 5 de junio en Buenos Aires, Argentina.
1945 dio su primer recital con público.
1949 dio su concierto debut.
1954 se mudó a Viena con su familia, para estudiar con Friedrich Gulda.
1957 ignorando la crítica popular participó y ganó el primer premio del Concurso de Ginebra y el Premio Busoni.
1965 ganó el concurso internacional de piano Frédéric Chopin, en el mismo año en el que Vladimir Horowitz regresó a escena en Carnegie Hall (Nueva York).
1980 se dio por vencida en seguir como solista, no más complacer sólo al público y más complacerse a si misma. Este mismo año dejó el jurado de la 10a edición del concurso Chopin, indignada de que Ivo Pogorelić no pasó a etapas más avanzadas del concurso.
Y puedo seguir, pero para ver escrito con años lo que ha hecho en su vida mejor lean una biografía, esto no es una biografía.
Parte de lo que a mi más me impresiona de ella es que cuando toca y uno la ve pareciera que tocar el piano es la cosa más fácil del mundo: Ella toca la complejísima cadencia en octavas del primer concierto para piano de Tchaikovsky o la locura del tercer concierto para piano de Prokofiev, y en su cara y su cuerpo se muestra la misma facilidad que uno tiene al caminar en línea recta.
Elogiada por los mayores pianistas de la historia y por todo el público “Marthita” llegó a enloquecer el mundo de la música en 1965.
Ella es pequeña, diminuta, insignificante y poco llamativa (todo esto a propósito) hasta que se sienta al piano, donde olvida por completo su preocupación por no ser el centro de atención y se convierte en lo único que quien sea que esté frente ella quiere ver y escuchar.
Mientras Deutsche Grammophon le rogaba que se pasara por el estudio de grabación y su manager le programaba conciertos a sus espaldas para obligarla a tocar, miles de personas con el deseo de una carrera musical aunque fuera mínima eran rechazadas por las mejores escuelas de música del mundo. Ella es y fue la única pianista que siempre intentó destruir su carrera pero no lo logró pues el mundo entero nunca la dejó.
“Es la única intérprete capaz de imponer condiciones al mercado, la que grabó siempre lo que quiso y en el sello discográfico que quiso, la que no toca cuando no tiene ganas (o cuando se lo impide la burocracia política y sindical argentina), famosa por su temperamento, estos días, sin embargo, se muestra como es realmente: frágil; frágil como somos todos. Su voz, tímida, casi inaudible, contrasta con los estallidos súbitos de sus carcajadas y con la soberbia posición que toma sentada frente al piano. El tono con el que habla, su acento indefinible en el que se pierden las consonantes, intermitentes, es casi un susurro, una confesión aunque hable de cosas tan públicas como la cancelación de un concierto (“es que no puedo vivir así, no me dejan descansar”) o de su fascinación por el fraseo de Friedrich Gulda, el minimalismo de Glenn Gould o su propia madre.”
-Pablo E. Chacón, Enero, 2006, para la revista Letras Libres.
El mundo le da una sola cosa en agradecimiento: Flores. Flores en ramos, flores de premios, flores de palabras…
Honor a quien honor merece.
Tal vez haya mejores pianistas y mejores grabaciones de los conciertos que más me emocionan cuando toca ella, tal vez no todo el mundo piensa lo mismo que yo (y está bien), pero para mi Martha Argerich no sólo es una pianista, Martha Argerich es la pianista.
Este año la gran artista cumple 74 años y se celebran 50 años de su merecido galardón a mejor intérprete de Chopin del momento (7 ediciones del concurso). ¿Qué hacer para celebrarla? Escucharla, ¿qué más?