martes, 5 de mayo de 2015

Argerich, la que está en los discos


Domingo 05 de octubre de 2003
Grabaciones
Argerich, la que está en los discos
Deutsche Grammophon reedita en CD las grabaciones de piano solo de la intérprete

Los melómanos de todo el mundo han aceptado, con resignación, la férrea negativa de Martha Argerich de subirse a un escenario para tocar sola. Salvo algún que otro bis esporádico, Argerich no quiere pasar por lo que ella define como una experiencia traumática y prefiere compartir el placer de hacer música con sus amigos en diversos grupos de cámara o con medio centenar de colegas de una orquesta sinfónica.
Por suerte, Martha Argerich nació en el siglo I de la era de la reproductibilidad técnica: los intérpretes también pueden superar la barrera del tiempo, gracias a las grabaciones. Precisamente el sello Deutsche Grammophon, como parte de su serie "The originals" que está pasando a disco compacto muchas de las joyas musicales de su archivo, presenta en la Argentina tres CD históricos de Martha Argerich en "solo piano".
Se trata del disco debut para el sello de la etiqueta amarilla, que Argerich grabó en 1961, otro grabado en 1975 dedicado enteramente a Bach (con la Toccata en do menor, la Partita Nº 2 y la Suite inglesa N° 2 en la menor). En todos los casos, las grabaciones, que por ser editadas en el país tienen nuevamente precios accesibles al bolsillo local, son reveladoras.

MADUREZ TEMPRANA

El primer disco de piano solo que Argerich grabó para DG permite comprobar la temprana madurez como intérprete de la argentina. Y también la fidelidad a un grupo de compositores que la acompañan desde entonces: el viejo long play incluía tres románticos: Chopin (cuatro años antes de alzarse con el primer premio del mítico concurso que se realiza en Varsovia en forma quinquenal), Brahms y Liszt. Pero también a su autor de cabecera, Sergei Prokofiev (con la Toccata Opus 11) y otro creador del siglo XX, con un estilo totalmente diferente, pero que no es para nada ajeno a la versátil sensibilidad de Argerich, Maurice Ravel (aquí con sus "Jeux d’eau").
Si el álbum original es rico de por sí, se transforma en un "imprescindible" por el agregado de la grabación de 1972 de la monumental Sonata en Si menor de Liszt.
Esta obra, un ensayo sobre la forma musical propia del clasicismo devenida por Liszt en un "tour de force" ininterrumpido, entre sus tres movimientos, tiene en la versión de Argerich una coherencia orgánica y un brillo único.
La pianista la menciona como una de sus obras predilectas, como ocurre con el notable ciclo de los 24 Preludio Opus 28 de Chopin, que se puede encontrar en el CD que también incluye los preludios 25 y 26 y la Sonata N° 2 del compositor polaco.
Dos obras que, según suele repetir la pianista, "no se llevan bien entre sí. Si me sale bien uno el otro no, se pone celoso", ha dicho con su particular modo de "humanizar" las obras que toca. A diferencia de la continuidad orgánica que requiere la Sonata de Liszt, los Preludios plantean el desafío de construir un relato con piezas de muy breve duración que abarcan una enorme paleta de climas y estados de ánimo. Argerich sorprende aquí por la radicalidad con que asume estos cambios. No se trata de caprichos: con absoluta fluidez puede pasar de la oscura melancolía del preludio N° 2 en la menor a tocar con ligereza y brillo el N° 3 en Sol mayor. La velocidad extrema con que toca este último hace que la mano izquierda vuele sobre el teclado con una precisión y liviandad increíbles, al tiempo que permite que la parte de la mano derecha cante, por fin, con absoluta naturalidad.
El desafío para cualquier pianista es encontrar algo nuevo para decir, una voz propia de obras que ya en la década del 60 tenían unas cuantas versiones antológicas, con su correspondiente registro discográfico. En particular en estas dos piezas, Argerich aporta nueva luz a obras medulares del romanticismo, en versiones coherentes y orgánicas.
Al escucharla tocar sola también queda en claro que, casi siempre, la que termina imponiendo el tempo, el ritmo, la respiración cuando toca en conjunto, es ella misma.
Claro está, tocando sola no tiene que "negociar" el tempo, y sobre todo su fluctuación: así, en el CD de Chopin, la paleta de aceleraciones y desaceleraciones, desde las que abarcan varios compases hasta el mínimo retraso de un giro melódico o una nota, es sencillamente mágica.
Con la memoria auditiva todavía fresca por los notables conciertos que Martha Argerich ofreció en la tercera edición de su festival en el Teatro Colón de Buenos Aires, más las funciones extraordinarias en Mendoza y Salta, la reedición de DG permite trazar una retrospectiva integral de una de las pianistas más destacadas de la historia de este instrumento.

UNA VIDA MUSICAL

  • Maestros: en Buenos Aires tomó clases con Vicente Scaramuzza, pero la pianista dice que quien más la marcó fue Friedrich Gulda, con quien tomó clases durante poco más de un año siendo una adolescente. También estudió un tiempo con Nikita Magaloff y Benedetto Michelangeli.
  • Premios: su fulgurante aparición en la escena internacional se produjo en 1957, cuando en un breve lapso se alzó con los premios Busoni, de Bolzano y de Ginebra. Su consagración definitiva fue en 1965, cuando obtuvo el primer lugar en el célebre Concurso Chopin.

THE RECITAL DEBUT 
MARTHA ARGERICH
Chopin: Scherzo N° 3, Barcarola Opus 60; Brahms: Rapsodia Opus 79; Prokofiev: Toccata Opus 11; Ravel: Jeux d’eau; Liszt: Rapsodia Húngar N° 6, Sonata en Si Menor. (Deutsche Grammophon)CHOPIN RECITAL
 
MARTHA ARGERICH
24 Preludios Opus 28; Preludio N° 25 Opus 45; Preludio N° 26 Opus póstumo; Sonata N° 2, Opus 35 (Deutsche Grammophon) 

Martín Liut

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