No es fácil ser hija de una leyenda del piano. Stéphanie Argerich ha
volcado su experiencia en “Bloody Daughter”, donde el espectador es
testigo de la grandeza y la fragilidad de su madre, la mítica Martha
Argerich.
Stéphanie Argerich en un momento de la película "Bloody Daughter" |
La más joven de las tres hermanas Argerich comenzó en la adolescencia
a grabar escenas de la vida familiar con una cámara que su madre le
trajo de Japón. La película documental Bloody Daughter
ofrece pinceladas de la compleja relación de Stéphanie con sus
progenitores, sobre todo con su madre, una persona alejada de la prensa,
que en el film aparece en situaciones de desnudez emocional. En un
principio, Stéphanie Argerich se resiste a hacer la entrevista en
español, escarmentada tras una mala experiencia con la prensa argentina,
que buscó en sus palabras y en la película Bloody Daughter
un lado perverso de Martha Argerich. Sin embargo, pronto accede a
hablar este idioma, que no aprendió de su madre, sino con las niñeras,
en el colegio y en diversos viajes.
Deutsche Welle: ¿Por qué su madre no le habló en castellano?
Stéphanie Argerich: Eso forma parte del misterio de la
familia. Ella se alejó de su cultura, de su país, cuando tenía 12 años y
no volvió a vivir allá. Por otra parte, el idioma francés, que habla a
la perfección, era una forma de acercarse a Europa, la tierra de los
compositores. Ahora, en cambio, le gustaría acercarse a sus orígenes:
hace unos años se puso a tocar tangos y está más en contacto con
Latinoamérica, haciendo música o viajando. Dice que aquello es más
divertido que Europa. (Risas)
Fotograma de la película "Bloody Daughter": Martha Argerich al piano con su nieto Roman |
Mi madre me ha contado que su padre supuso una gran influencia en su
personalidad. Le contaba historias, cosas mágicas… Estimuló mucho su
parte artística, su imaginación, y le hizo experimentar el riesgo. Por
ejemplo, caminaban junto a un río tomados de la mano y, de repente, la
soltaba por un momento. Esa sensación de riesgo es algo que está muy
presente en su forma de tocar. Mi madre estaba más unida emocionalmente a
su padre que a su madre, que tenía una manera de ser más distante.
La poderosa, casi masculina, forma de tocar el piano de Martha
Argerich ¿podría tener que ver con esta estrecha relación entre ambos?
No sé si viene de su padre o es su propia identidad. En la película, lo
dice bien claro: “No me sentía como una mujer”. Siempre se sintió
andrógina. Con los años, la maternidad y las experiencias personales,
fue siendo consciente de su condición femenina.
Siendo Martha Argerich muy joven, quedó embarazada y no encontró
la manera de ejercer de madre con su hija mayor, Lyda, que pasó varios
años en un orfanato. Sin embargo, después, Martha Argerich ha entablado
una relación maternal –aunque muy especial- con su hermana Annie y con
usted y es como una especie de madre musical para muchos jóvenes
intérpretes, que hablan maravillas de la generosidad de Argerich.
Le encanta ayudar a los jóvenes. Para eso está abierta y dispuesta como
muy pocos otros músicos… A veces, incluso demasiado, pero es algo que
ella disfruta. En cuestión de maternidad, mi madre aprendió con el
tiempo. Al principio, fue duro. ¡Si ni siquiera sabía que era una mujer,
imagínese lo que es ser una madre! Hay cosas del pasado que no se
pueden cambiar, que quedan y duelen. Ahora es incluso difícil para ella
entender lo que sucedió. En ese sentido, ha cambiado bastante. A los
veintitantos años era muy salvaje. Me contó, por ejemplo, que nunca
lloraba… En cambio ahora llora muy fácilmente. Ha habido una evolución.
Fotograma de la película "Bloody Daughter": Martha Argerich reposa la cabeza sobre su hija Stéphanie embarazada. |
Seguramente, usted misma, dentro de 20 años, haría una película sobre su familia muy distinta a Bloody Daughter…
¡Hoy mismo haría una película diferente! (Risas) Hay cosas que ya siento de otra manera…
Por cierto, ¿a usted le gusta la música clásica? ¿No guarda una relación contradictoria con ella?
No, en absoluto. Me encanta y me conmueve como pocas cosas. Siempre
estuve rodeada de música y, en lugar de dormirme con nanas, como otros
niños, me dormía con el Concierto nº 3 de Prokofiev…
En un momento de la película usted dice: “Siendo niña, mi madre
me contó su vida privada sin filtros”. Ahora es usted quien nos narra
sin filtros la intimidad de Martha Argerich: no solo es que la veamos en
pijama, sino que asistimos también a sus crisis personales y
artísticas.
Ciertamente, la película es muy íntima, pero no se trata de romper
ningún mito. Yo creo que su misterio continúa. Mi madre es una persona
muy profunda y compleja. La película puede mostrar una parte de ella,
pero no todo, ni tampoco era esa mi intención. Hay pudor en la forma de
mostrar las cosas. En cualquier caso, no pensé para nada en el público,
hice la película para mí.
Es brutal el contraste entre la Marta Argerich que sale al
escenario y toca de forma poderosa y la Martha Argerich pocos minutos
antes de actuar, que padece ataques de angustia, expresándose casi como
una niña pequeña…
Sí, pasa de una cosa a la otra… Como artista, mi madre arriesga y nunca
está segura de que le vaya a salir bien. En su forma de tocar siempre
hay un componente de fragilidad. Y cuando uno hace un retrato de una
persona a la que quiere, lo hace con todas sus dimensiones. Se quiere a
las personas con sus fortalezas y sus debilidades, con sus lados más
oscuros.
¿Cómo reaccionaron sus padres al ver su trabajo?
Se la puse a los dos al mismo tiempo. Mi padre está muy orgulloso. Para
mi madre, lo más difícil es verse físicamente, porque no se reconoce. Se
preguntó por qué aparece tanto en la película. ¡En cambio mi padre dice
que sale muy poco! (Risas) Como artistas e intérpretes, respetan y entienden mi trabajo: es mi forma de interpretar la familia en un determinado momento...
Parece que ha preparado esta película casi toda su vida…
Ha sido un proceso largo, porque lo difícil en estos trabajos de familia
es que todo puede ser interesante, pero hay que acabar seleccionando.
Empecé sola, pero después la productora me proporcionó los límites de
tiempo y dinero necesarios para poder terminarla. ¡Si no, quizá estaría
todavía editando!
¿De qué va a tratar su próxima película?
Después de un trabajo tan personal, es difícil. Estoy plantando varias
semillas, como la escritura de guiones de ficción. Ahora que ya he hecho
esta película sobre mi familia, puedo abrirme a otras cosas.
© 2014 Deutsche Welle
22 de Noviembre de 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario