Entrevista exclusiva a Martha Argerich antes de su llegada a Buenos Aires.
Cantabile accedió a dialogar con la pianista argentina antes de su
llegada. Su reflexión sobre la amistad y la interpretación, su idea
previa de hacer un festival temático sobre la Revolución, por qué eligió
las obras que interpretará, el modelo de los "puntos de encuentro" y su
firme idea de continuidad en lo que considera debe ser una verdadera
fiesta. El calendario de los conciertos, programas y clases magistrales.
Cantabile entrevista a Martha Argerich |
En
el último lustro dos artistas argentinos parecen haber alcanzado la
categoría indiscutible de mito. Curiosamente, no se trata de cantantes,
ni siquiera de algo parecido al fenómeno de popularidad que ha alcanzado
masivamente Darío Volonté o al reconocimiento más restringido de
Marcelo Alvarez; quizá, con sus muchos matices se acerque más a lo que
han logrado en el campo de la danza Julio Bocca o Maximiliano Guerra.
Los dos artistas en cuestión comparten, por un lado, la profesión de
pianistas, y por el otro, el hecho de ser argentinos que tras un
prolongado distanciamiento de los escenarios de nuestro país, regresan
en su madurez a compensar con creces una larga ausencia.
El lector ya
habrá adivinado que los pianistas en cuestión son Martha Argerich y
Daniel Barenboim, y que este fenómeno excede la habitualmente llamada
"popularidad" para alcanzar un status mítico, casi gardeliano, y una
"gracia" que podría vincularse con el legendario "toque del rey Midas":
todo lo que ellos rozan se convierte en oro, aunque algunas veces lo sea
y otras... sólo reluzca. Lo mítico, en cambio, se relaciona, aunque
parezca paradójico, con un fenómeno más "real", y que podría definirse
mediante ese carácter inexorable que arroja una interpretación cuando la
decisión del artista -que indudablemente la hay, como fruto de su
trabajo, de su matriz de artesanía- queda cohonestada tras la sensación
de que todo lo que él produce es necesario, no puede cambiarse... como
la voz de Gardel. Pero en el caso de Martha Argerich, esta altura mítica
viene reforzada por elementos externos a la música, que se intuyen como
propios de su personalidad y que de algún modo -misterioso,
naturalmente- se inscriben en la subconciencia del oyente y lo vinculan
con regiones apacibles y placenteras de su historia. Cada vez que
interpreta, Argerich parece restaurar una suerte de presente mítico, que
nos transporta desde el juego adolescente que ella propone hasta el
tiempo oceánico de la infancia, el mismo que tan bien trabajó Cesare
Pavese en sus últimas novelas, y en el que es posible nada menos que el
amor, un amor tan ingenuo como visceral.
Hasta aquí lo personal.
Porque es la misma Martha Argerich quien nos habla de esto al organizar
sus dos "puntos de encuentro" -en 1999, en 2001 y ahora el que se
extenderá entre los sábados 16 y 23 de noviembre- en los que la amistad,
el hacer en conjunto, lo lúdico, juega -valga la redundancia- un papel
fundamental. Excepcionalmente, Cantabile pudo también dialogar con la
artista sobre este punto crucial y varios otros y anticiparse de este
modo a su inminente llegada:
-¿Incide en la interpretación de la música el clima o la relación generada con quienes trabaja?
-Por
supuesto, mientras estoy haciendo algo junto con otros artistas, esto
implica adaptarse, estimularse. En mi caso es diferente tocar con una
persona o con otra, modifica totalmente el resultado. En 1999, cuando
toqué con Nelson Freire, a quien conozco desde que él tenía 14 años y yo
diecisiete, sentí que no éramos dos pianistas sino uno solo. Lo mismo
entonces con Mischa Maisky y ahora con la presencia de Charles Dutoit,
que será la primera vez que dará clases magistrales en la Argentina.
-¿Este festival incluirá también a artistas argentinos que residen en nuestro país?
-Estarán
todos los chicos que han participado en las masterclasses de Eduardo
Hubert, que tocarán en el festival. No los conozco pero sé que son
argentinos y que viven en la Argentina, como los miembros de la Camerata
Bariloche y la Filarmónica de Buenos Aires. También estará una de las
dos ganadoras del concurso en 1999, la rumana Ana Mirabela Dina, y el
alumno que resulte seleccionado de las clases de dirección orquestal que
dicte Dutoit.
-¿Hay algún modelo de festival que haya tomado en cuenta para realizar este tipo de festivales en la Argentina?
-Sí.
Mi hermano Juan Manuel tomó la idea del Festival de Beppu, en Japón. La
idea es hacer algo pero en el lugar, justamente mezclando la gente del
lugar con extranjeros, como una manera de unir. En Buenos Aires queremos
hacer algo que tenga que ver con el país, con la gente y con la cultura
latinoamericana, con acento en América latina, y por qué no, en la
unión de las Américas. Por ejemplo, la madre de Alan Weiss, pianista
invitado que dará clases magistrales de piano, nació de casualidad en
Buenos Aires, y ahora él viene a esta ciudad. Este tipo de cosas son las
que queremos generar.
Programas díscolos
No es fácil
contar con los programas de los conciertos del Festival Argerich con la
anticipación acostumbrada en otros casos. La
espontaneidad ha sido siempre una impronta de la personalidad de Martha,
y este aspecto, tan audible en sus interpretaciones, le otorga a estos
encuentros ese clima de imprevisibilidad, de sorpresa, más propio de una
fiesta -como ella gusta decir- que de un festival en el sentido
internacional de esta palabra.
Se dio a conocer que el encuentro
abrirá y cerrará con sendos conciertos de la Filarmónica de Buenos
Aires, que será dirigida por Charles Dutoit; habrá otro concierto
sinfónico el jueves 21, en lo que se perfila como el día de la maratón
musical, tal como se dio el año pasado bajo el nombre de "megaconcierto"
desde las 14 hasta casi la medianoche, y dos presentaciones con la
Camerata Bariloche. Entre las obras que trascendieron, la pianista
argentina abordará el Concierto Opus 54 de Schumann en la apertura, el Concierto No. 1 Op. 35 de Shostakovich, que incluye trompeta solista, y cerrará con el Triple Concierto
de Beethoven junto a Dora Schwarzberg en violín y Mark Drobinsky en
violonchelo. Otras obras que podrían estar incluidas son los Preludios, el Quinteto y el Trío No. 2 de Shostakovich, el Concierto No. 27 de Mozart, el Concierto No. 3 de Beethoven, Scaramouche de Milhaud, y entre las obras sinfónicas, las que se trabajarán en las clases de Dutoit: la Sinfonía Fantástica de Berlioz, El pájaro de fuego de Stravinski (la Suite de 1919), el Preludio a La siesta de un fauno de Debussy, la Sinfonía No. 5 de Beethoven, Cuadros de una exposición de Musorgski-Ravel.
La
presencia tan importante de Shostakovich en la programación del
festival impone preguntarle a Argerich qué encuentra relevante en la
escritura pianística del compositor soviético.
-¿Tienes algo en
contra de Shostakovich? (bromea). Me encanta Shostakovich -afirma, y se
recuerda inmediatamente su ejecución de la Sonata Opus 40 junto a
Mischa Maisky en el 99-. En un principio la idea fue proponer un tema
para el festival: por ejemplo la "Revolución", pero con el tiempo eso
cambió y de una manera u otra la presencia de Shostakovich es siempre
revolucionaria. Cuando residía en Ginebra junto a María Rosa Oubiña de
Castro ("Cucucha") ella estudiaba el Tercero de Prokofiev y el primer
Concierto de Shotakovich, cuando muy pocos tocaban esas obras; aprendí
mucho de esos momentos y creo que este recuerdo también justifica la
inclusión de Shotakovich en el Festival...
-Se anunció también que hará el Triple Concierto de Beethoven. ¿Tocar una obra como ésta se asemeja a la labor de un trío de cámara?
-Es como el Doble Concierto para violín y chelo
de Brahms. En el caso de Beethoven no es exactamente como un trío,
porque es mucho menos íntimo y al mismo tiempo es una obra
extraordinariamente vital. Además, sé que justamente por requerir tres
solistas se toca muy poco. Todo esto hace que me resulte interesante.
-¿Qué
visión tiene de la situación actual de la Argentina? ¿Piensa, como Gian
Carlo Menotti respecto de su Festival de Spoletto, que un festival de
música puede generar algún tipo de cambio de actitud en la gente o tener
cierta incidencia social?
-(Se queda un poco en silencio,
piensa.) Creo que es interesante que el día de la maratón la entrada sea
libre, porque todos tendrán la posibilidad para ir y estar; es una
manera muy directa de aproximarse a la música. Creo también que el
Festival es menos costoso este año, esto se ha tenido muy en cuenta. Por
otra parte, en cuanto a los artistas que participan, todos ellos tienen
muchas ganas de ir y de hacer música en la Argentina. Les agrada la
ciudad, el país, y claro está, el Teatro Colón que es bellísimo. Esto es
muy positivo para el país, como las clases magistrales de Dutoit, y las
distintas escuelas que representan los otros docentes: Alan Weiss la
escuela americana, Karin Merle la vienesa, Dora Schwarzberg y Mark
Drobinsky la escuela rusa. Todo esto es de un gran intercambio, de una
gran riqueza. Mi deseo es que tenga algún tipo de incidencia aunque sea
durante poco tiempo, pero como confío en que se va a repetir, esto dará
una especie de continuidad a este trabajo que, insisto, para mí tiene un
clima de fiesta.
Daniel Varacalli Costas
Año 4 - N° 16 - Noviembre - Diciembre 2002
Mily, está excelente el blog, como todo lo que hacés. Adelante! ;)
ResponderEliminar¡¡Muchas Gracias Ana María!! Un abrazo grande
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