domingo, 19 de octubre de 2014

"El toque de la Reina Midas" - Entrevista de Revista Cantabile - Noviembre 2002

Entrevista exclusiva a Martha Argerich antes de su llegada a Buenos Aires.

 Cantabile accedió a dialogar con la pianista argentina antes de su llegada. Su reflexión sobre la amistad y la interpretación, su idea previa de hacer un festival temático sobre la Revolución, por qué eligió las obras que interpretará, el modelo de los "puntos de encuentro" y su firme idea de continuidad en lo que considera debe ser una verdadera fiesta. El calendario de los conciertos, programas y clases magistrales.

Cantabile entrevista a Martha Argerich
En el último lustro dos artistas argentinos parecen haber alcanzado la categoría indiscutible de mito. Curiosamente, no se trata de cantantes, ni siquiera de algo parecido al fenómeno de popularidad que ha alcanzado masivamente Darío Volonté o al reconocimiento más restringido de Marcelo Alvarez; quizá, con sus muchos matices se acerque más a lo que han logrado en el campo de la danza Julio Bocca o Maximiliano Guerra. Los dos artistas en cuestión comparten, por un lado, la profesión de pianistas, y por el otro, el hecho de ser argentinos que tras un prolongado distanciamiento de los escenarios de nuestro país, regresan en su madurez a compensar con creces una larga ausencia. 

El lector ya habrá adivinado que los pianistas en cuestión son Martha Argerich y Daniel Barenboim, y que este fenómeno excede la habitualmente llamada "popularidad" para alcanzar un status mítico, casi gardeliano, y una "gracia" que podría vincularse con el legendario "toque del rey Midas": todo lo que ellos rozan se convierte en oro, aunque algunas veces lo sea y otras... sólo reluzca. Lo mítico, en cambio, se relaciona, aunque parezca paradójico, con un fenómeno más "real", y que podría definirse mediante ese carácter inexorable que arroja una interpretación cuando la decisión del artista -que indudablemente la hay, como fruto de su trabajo, de su matriz de artesanía- queda cohonestada tras la sensación de que todo lo que él produce es necesario, no puede cambiarse... como la voz de Gardel. Pero en el caso de Martha Argerich, esta altura mítica viene reforzada por elementos externos a la música, que se intuyen como propios de su personalidad y que de algún modo -misterioso, naturalmente- se inscriben en la subconciencia del oyente y lo vinculan con regiones apacibles y placenteras de su historia. Cada vez que interpreta, Argerich parece restaurar una suerte de presente mítico, que nos transporta desde el juego adolescente que ella propone hasta el tiempo oceánico de la infancia, el mismo que tan bien trabajó Cesare Pavese en sus últimas novelas, y en el que es posible nada menos que el amor, un amor tan ingenuo como visceral.


Hasta aquí lo personal. Porque es la misma Martha Argerich quien nos habla de esto al organizar sus dos "puntos de encuentro" -en 1999, en 2001 y ahora el que se extenderá entre los sábados 16 y 23 de noviembre- en los que la amistad, el hacer en conjunto, lo lúdico, juega -valga la redundancia- un papel fundamental. Excepcionalmente, Cantabile pudo también dialogar con la artista sobre este punto crucial y varios otros y anticiparse de este modo a su inminente llegada:

-¿Incide en la interpretación de la música el clima o la relación generada con quienes trabaja?

-Por supuesto, mientras estoy haciendo algo junto con otros artistas, esto implica adaptarse, estimularse. En mi caso es diferente tocar con una persona o con otra, modifica totalmente el resultado. En 1999, cuando toqué con Nelson Freire, a quien conozco desde que él tenía 14 años y yo diecisiete, sentí que no éramos dos pianistas sino uno solo. Lo mismo entonces con Mischa Maisky y ahora con la presencia de Charles Dutoit, que será la primera vez que dará clases magistrales en la Argentina.

-¿Este festival incluirá también a artistas argentinos que residen en nuestro país? 

-Estarán todos los chicos que han participado en las masterclasses de Eduardo Hubert, que tocarán en el festival. No los conozco pero sé que son argentinos y que viven en la Argentina, como los miembros de la Camerata Bariloche y la Filarmónica de Buenos Aires. También estará una de las dos ganadoras del concurso en 1999, la rumana Ana Mirabela Dina, y el alumno que resulte seleccionado de las clases de dirección orquestal que dicte Dutoit.

-¿Hay algún modelo de festival que haya tomado en cuenta para realizar este tipo de festivales en la Argentina?

-Sí. Mi hermano Juan Manuel tomó la idea del Festival de Beppu, en Japón. La idea es hacer algo pero en el lugar, justamente mezclando la gente del lugar con extranjeros, como una manera de unir. En Buenos Aires queremos hacer algo que tenga que ver con el país, con la gente y con la cultura latinoamericana, con acento en América latina, y por qué no, en la unión de las Américas. Por ejemplo, la madre de Alan Weiss, pianista invitado que dará clases magistrales de piano, nació de casualidad en Buenos Aires, y ahora él viene a esta ciudad. Este tipo de cosas son las que queremos generar.

Programas díscolos
 
No es fácil contar con los programas de los conciertos del Festival Argerich con la anticipación acostumbrada en otros casos. La espontaneidad ha sido siempre una impronta de la personalidad de Martha, y este aspecto, tan audible en sus interpretaciones, le otorga a estos encuentros ese clima de imprevisibilidad, de sorpresa, más propio de una fiesta -como ella gusta decir- que de un festival en el sentido internacional de esta palabra.

Se dio a conocer que el encuentro abrirá y cerrará con sendos conciertos de la Filarmónica de Buenos Aires, que será dirigida por Charles Dutoit; habrá otro concierto sinfónico el jueves 21, en lo que se perfila como el día de la maratón musical, tal como se dio el año pasado bajo el nombre de "megaconcierto" desde las 14 hasta casi la medianoche, y dos presentaciones con la Camerata Bariloche. Entre las obras que trascendieron, la pianista argentina abordará el Concierto Opus 54 de Schumann en la apertura, el Concierto No. 1 Op. 35 de Shostakovich, que incluye trompeta solista, y cerrará con el Triple Concierto de Beethoven junto a Dora Schwarzberg en violín y Mark Drobinsky en violonchelo. Otras obras que podrían estar incluidas son los Preludios, el Quinteto y el Trío No. 2 de Shostakovich, el Concierto No. 27 de Mozart, el Concierto No. 3 de Beethoven, Scaramouche de Milhaud, y entre las obras sinfónicas, las que se trabajarán en las clases de Dutoit: la Sinfonía Fantástica de Berlioz, El pájaro de fuego de Stravinski (la Suite de 1919), el Preludio a La siesta de un fauno de Debussy, la Sinfonía No. 5 de Beethoven, Cuadros de una exposición de Musorgski-Ravel.

La presencia tan importante de Shostakovich en la programación del festival impone preguntarle a Argerich qué encuentra relevante en la escritura pianística del compositor soviético.

-¿Tienes algo en contra de Shostakovich? (bromea). Me encanta Shostakovich -afirma, y se recuerda inmediatamente su ejecución de la Sonata Opus 40 junto a Mischa Maisky en el 99-. En un principio la idea fue proponer un tema para el festival: por ejemplo la "Revolución", pero con el tiempo eso cambió y de una manera u otra la presencia de Shostakovich es siempre revolucionaria. Cuando residía en Ginebra junto a María Rosa Oubiña de Castro ("Cucucha") ella estudiaba el Tercero de Prokofiev y el primer Concierto de Shotakovich, cuando muy pocos tocaban esas obras; aprendí mucho de esos momentos y creo que este recuerdo también justifica la inclusión de Shotakovich en el Festival...

-Se anunció también que hará el Triple Concierto de Beethoven. ¿Tocar una obra como ésta se asemeja a la labor de un trío de cámara?

-Es como el Doble Concierto para violín y chelo de Brahms. En el caso de Beethoven no es exactamente como un trío, porque es mucho menos íntimo y al mismo tiempo es una obra extraordinariamente vital. Además, sé que justamente por requerir tres solistas se toca muy poco. Todo esto hace que me resulte interesante.

-¿Qué visión tiene de la situación actual de la Argentina? ¿Piensa, como Gian Carlo Menotti respecto de su Festival de Spoletto, que un festival de música puede generar algún tipo de cambio de actitud en la gente o tener cierta incidencia social?

-(Se queda un poco en silencio, piensa.) Creo que es interesante que el día de la maratón la entrada sea libre, porque todos tendrán la posibilidad para ir y estar; es una manera muy directa de aproximarse a la música. Creo también que el Festival es menos costoso este año, esto se ha tenido muy en cuenta. Por otra parte, en cuanto a los artistas que participan, todos ellos tienen muchas ganas de ir y de hacer música en la Argentina. Les agrada la ciudad, el país, y claro está, el Teatro Colón que es bellísimo. Esto es muy positivo para el país, como las clases magistrales de Dutoit, y las distintas escuelas que representan los otros docentes: Alan Weiss la escuela americana, Karin Merle la vienesa, Dora Schwarzberg y Mark Drobinsky la escuela rusa. Todo esto es de un gran intercambio, de una gran riqueza. Mi deseo es que tenga algún tipo de incidencia aunque sea durante poco tiempo, pero como confío en que se va a repetir, esto dará una especie de continuidad a este trabajo que, insisto, para mí tiene un clima de fiesta.

Daniel Varacalli Costas
Año 4 - N° 16 - Noviembre - Diciembre 2002

2 comentarios:

  1. Mily, está excelente el blog, como todo lo que hacés. Adelante! ;)

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