Grabaciones
Argerich: el arte de tocar con amigos
Emi-classics de Argentina editó dos CD con versiones en vivo, grabadas en la etapa suiza de su festival
Lugano, la bucólica ciudad del cantón suizo-italiano,
es una de las afortunadas estaciones que reciben al itinerante Festival
Martha Argerich. Allí se grabaron, el año pasado y en vivo, los dos CD
protagonizados por la volcánica pianista argentina junto con sus
compañeros de aventura camarística que EMI acaba de editar en nuestro
país.
Se trata de un festival que, no por casualidad, se estableció clara y
decididamente fuera del circuito "central" de la música clásica. Ni
Londres, ni París, ni Nueva York, sino su Buenos Aires natal, la ciudad
japonesa de Beppu o Lugano son los "puntos de encuentro" entre la genial
pianista argentina y sus amigos. El placer lúdico de hacer música entre
amigos es, como se pudo comprobar en las dos ediciones porteñas, el
signo que le imprime la personalidad, magnética y arrolladora en escena e
introvertida fuera de ella, de Martha Argerich.
Palpitando el tercer capítulo del festival, que volverá desarrollarse en
el Teatro Colón en septiembre próximo, EMI presenta dos discos
imperdibles en los que Argerich ofrece un menú clásico-romántico con
obras de Mozart y Beethoven, en el primer caso, y de Brahms y
Mendelssohn, en el segundo.
Lo interesante de los dos CD es que varios de los partenaires de
Argerich también formaron parte de la troupe que desembarcó aquí el año
último y seguramente son los que volverán a presentarse en un par de
meses.
Así, el Cuarteto con piano N° 1, de Mozart, fue interpretado por Dora
Schwarzberg en violín, Nora Romanoff-Schwarzberg en viola, Mark
Drobinsky en chelo y Evgeny Brakhman, en piano. Es bueno recordar que
Schwarzberg y Drobinsky, por ejemplo, tocaron aquí con ella el Triple
Concierto de Beethoven.
El Trío N° 4 de Beethoven, que abre el CD, estuvo conformado por
Argerich, Drobinsky y Marek Denemark, en clarinete. Esta obra del
período temprano del artista alemán (es su Opus 11) está enmarcada
claramente dentro del estilo clásico vienés, que acababa de recibir de
manos de su maestro, Joseph Haydn.
Planteada en forma diáfana sobre la tonalidad de si bemol mayor, la obra
respira, en manos del trío, la claridad, el toque "liviano" y el
refinado y sutil sentido del humor heredado de Haydn. Argerich parece
tener un especial tipo de feeling para este tipo de obras, como le ocurre, saltando al siglo XX, por ejemplo, con Prokofiev.
En cambio, para el cuarteto en sol menor de Mozart la lectura es un poco
más romántica, tal vez porque para Mozart se trata de una tonalidad
poco usual y asociada a su etapa de madurez.
Brahms, imperdible
En cuanto al CD "romántico", Martha se enfrenta a la monumental Sonata
en Fa menor, de Brahms, en compañía de Lilya Zilberstein, una intérprete
talentosa y capaz de sostenerle "el tren" a lo largo de los 40 minutos
que dura esta transcripción para dos pianos del original quinteto con
piano del compositor alemán.
El primer movimiento suena ejecutado no por dos intérpretes, sino por un
"imposible" pianista de cuatro manos. En este sentido la grabación
respeta la fusión natural que se da entre el sonido de los pianos, que,
como es usual, se ponen enfrentados de modo tal que sus cuerdas están en
un mismo plano con respecto al público.
El nivel de entendimiento musical entre Argerich y Zilberstein es
realmente notable y permite disfrutar de sutilezas como el final del
segundo movimiento, que literalmente se detiene y desvanece al borde del
sonido. Y también fanfarrias orquestales como las que abundan en el
primero, tercero y cuarto movimientos.
Al lado de las dimensiones formales y sonoras de Brahms, el trío de
Mendelssohn para piano, violín y chelo implica un regreso a la intimidad
camarística. Tal vez se podría haber invertido el orden. Pero, como
esto es cuestión de gustos, siempre existe esta posibilidad,
sencillamente programando la compactera.
Por supuesto, la versión es de tan alta calidad como la obra anterior,
con la dupla de cuerdas integrada por los hermanos Renaud y Gautier
Capuçon (violín y chelo, respectivamente) funcionando en ensamble de
maravillas con la enorme paleta de matices, climas y toques de Martha
Argerich.
Para elegir
En vivo I
Martha Argerich
Beethoven: Trío N° 4 para piano, clarinete y chelo; Mozart: Cuarteto N° 1 para piano, violín, viola y chelo (EMI)
En vivo II
Martha Argerich
Brahms: Sonata en Fa menor, para dos pianos; Mendelssohn: Trío N° 1 para piano, violín y chelo (EMI)
Archivo Diario La Nación
11 de mayo 2003
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