En los momentos de crisis, cuando arrecian las
dificultades y escasean los recursos materiales, debemos valorizar
doblemente los gestos de solidaridad y de afecto desinteresado por el
país. La actitud de Martha Argerich, que a mediados de noviembre regresó
a la Argentina, su patria, para impulsar la realización de un festival
de importante proyección artística en el Teatro Colón, debe ser
destacada como un ejemplo alentador de desprendimiento personal y de
entrega a una loable finalidad.
Es ampliamente conocida la generosa disposición de la gran pianista por
ayudar a los artistas jóvenes. Por su casa de Bruselas desfilan
habitualmente músicos de diferentes nacionalidades, seguros de que ella
habrá de brindarles su respaldo y su estímulo.
En los últimos años, Martha Argerich sumó a esa disposición una clara
voluntad de contribuir, en la medida de sus posibilidades, al
enriquecimiento de la vida musical argentina y, sobre todo, a la
revelación de nuevos concertistas en el ámbito de nuestro país.
Expresión elocuente de esa generosa inquietud ha sido el Segundo
Festival Martha Argerich, Punto de Encuentro Buenos Aires 2002,
efectuado recientemente en el Colón, que incluyó la realización de
clases magistrales y de conciertos sinfónicos y de cámara, con
participación de figuras internacionales cuyo concurso no se habría
podido obtener si no hubiera mediado la gestión de la eximia pianista
-como fue el caso del director Charles Dutoit- y con intervención,
asimismo, de instrumentistas jóvenes.
Una de las jornadas memorables del festival fue el megaconcierto en
cuatro sesiones sucesivas, en el que músicos prestigiosos apoyaron, con
su presencia, a una legión de pianistas jóvenes, que acaso serán en
tiempo no lejano primeras figuras.
Espíritu de solidaridad, voluntad de colaborar con el éxito de los otros
y convocatoria a unir esfuerzos en beneficio del país: ésos fueron los
rasgos más destacables del Festival Martha Argerich en 2002. Una
excelente síntesis, por cierto, de lo que la Argentina necesita, en este
tiempo, de quienes se sienten parte de ella.
"El ejemplo de Martha Argerich"
Viernes 03 de enero de 2003
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