jueves, 1 de enero de 2015

Martha Argerich: "Regresar siempre es una necesidad" - Archivo 3 de noviembre de 2002



Entrevista exclusiva con la pianista argentina a quince días del comienzo de su festival

Su festival será entre el 16 y el 23 de este mes


Fotografía Mariana Araujo - Diario La Nación
Cada verano desde 1920 tiene lugar durante un mes, en la encantadora ciudad natal de Wolfgang Amadeus Mozart, el prestigioso festival internacional de Salzburg, el más grande encuentro de la música clásica, tradicionalmente conocido en todo el mundo por la calidad de su programación y por las celebridades que logra reunir en su nutrido calendario.

En la pequeña localidad austríaca, LA NACION encontró a Martha Argerich, que tras el Concierto para Piano en Sol Mayor de Maurice Ravel, que interpretó acompañada por la Orquesta Juvenil Gustav Mahler, a cargo de Claudio Abbado, dialogó acerca de algunos de sus proyectos de promoción para jóvenes pianistas, entre otros temas.

En su ya despejado camarín y luego de haber firmado decenas de autógrafos, de haber sido fotografiada, saludada y elogiada por una larga fila de admiradores de todas partes del mundo, la famosa argentina sostuvo una charla distendida en la que, descalza y fumando cómodamente un cigarrillo, mostró su sincera espontaneidad en el informal clima que le agrada crearse en su entorno.

-Después de tantos años, ¿hubo algo en especial que la motivara a retomar fuertemente el contacto con el país?

-De esto hace ya tres años... Mi amiga Rosa Oubiña de Castro, "Cucucha"; ella fue lo más importante. Pero además porque yo tenía ganas de volver. Este año, si Dios quiere, pienso ir de nuevo.

-Como usted, también Barenboim regresó al país, y con una muy marcada presencia...

-Sí, claro, porque es como una necesidad de retorno. Con Barenboim hemos trabajado juntos en Berlín en algún momento, nos conocemos muy bien desde que éramos chiquititos... Con quien me gustaría hacer algo es con Bruno (Gelber), me gustaría mucho poder hacer cosas también con él. ¡Me encantaría!, pero hasta ahora no nos ha sido posible coincidir.

-¿Continuará el "concurso Martha Argerich"?

-No, este año no se puede por la situación. Es imposible por ahora.

-¿Qué opinión tiene de la nueva generación de pianistas argentinos?

-A Lavandera lo escuché y tengo también un amigo, que es Alejandro Petrasso (joven que fue invitado a Bruselas por la propia Argerich años atrás). Ya más conocidos están Nelson Goerner, Ingrid Fliter...

-¿Qué parte de la carrera de un joven pianista depende de la discográfica que lo respalda?

-Es importante. Es como una carta de presentación para empezar a hacerse conocer, porque los pianistas somos muchos, ¡hay una cantidad terrible! Entonces es por eso que con Jürg Grand, un amigo que tengo en la EMI, decidimos hacer un proyecto que consiste en hacerles cuatro discos a cuatro jóvenes, y ahora van a venir dos más. Ellos son Dong-Hyek Lim, un chico coreano a quien conocí y escuché por primera vez cuando tenía 15 años, Alexander Mogilevsky; Eugeny Brakhman y el cuarto es Mauricio Vallina. Ellos han hecho un "debut-recording" que parece que tuvo mucho éxito ¡o al menos ellos están chochos! Ahora van a venir dos más: una chica rusa de 20 años y un chico belga. ¡Los dos son una maravilla!

Descubridora de talentos

En su emprendimiento discográfico, la brillante pianista explica en un texto que aparece en cada una de las cuatro grabaciones lanzadas en junio de este año que "apoyar a artistas jóvenes y talentosos, ayudarlos a un reconocimiento, es una parte integral y esencial de mi trabajo. Es por eso que deseo que estos cuatro pianistas que presento en esta serie de CD puedan encontrar más rápidamente a la audiencia y que sus talentos sean descubiertos por los agentes y empresarios del medio. Desafortunadamente, el "establishment" musical cada vez quiere correr menos riesgos, de modo que estoy muy agradecida que la EMI haya aceptado financiar el proyecto".

Los protagonistas de estas cuidadas ediciones que promovió Argerich, en un loable proyecto que promete continuar poniendo al alcance del gran público nuevos descubrimientos de la escena del teclado, son en esta primera serie Dong-Hyek Lim, quien obtuvo en 2001 el primer premio del concurso internacional; Margherite Long-Jacques Thibaud, de París, además de otros como el segundo premio del concurso Chopin de Moscú en 1996. Hoy con 18 años, el más joven de los cuatro escogidos continúa sus estudios en el conservatorio de Moscú; Eugeny Brakhman, joven ruso de 21 años, ganador en 1999 del premio Dino Ciani en el Teatro Alla Scala, de Milán; Alexander Mogilevsky, de la misma edad, ucranio y ganador a la edad de 15 años del concurso internacional Tchaikovsky.

Curiosamente, los tres pianistas son o han sido alumnos del profesor Lev Naumov, en Moscú. Y finalmente, el cubano Mauricio Vallina, quien con 32 años es el mayor del grupo de virtuosos que presenta Argerich.

Por otra parte, la idea de las grabaciones estuvo ligada a otra iniciativa: el Progetto Martha Argerich, una semana dedicada a la música con conciertos sinfónicos y de cámara, recitales de piano y una "maratón musical", que reunió artistas de trayectoria internacional, entre ellos los pianistas argentinos Eduardo Hubert y Eduardo Delgado, junto a nuevos valores, en este último grupo nueve pianistas jóvenes seleccionados por Argerich (como los hermanos argentinos Karin Lechner y Sergio Tiempo). A su vez, de los nueve pianistas, cuatro de ellos habían tenido el honor de recibir el respaldo del sello EMI junto a la firma presentadora de la argentina, para las grabaciones en CD del "Martha Argerich presents..." El encuentro se desarrolló del 23 al 30 de junio pasado, en el marco del Festival de Lugano (Suiza), teniendo lugar también allí la presentación de dichos registros. "Lo que yo trato de hacer -comenta- es mezclar un poco las cosas, como en este proyecto tan interesante que tuvimos en el festival de Lugano. Allí estuvimos una cantidad de pianistas conocidos y no conocidos, todos tocamos y todos recibimos el mismo cachet. Eso ha sido algo no convencional, como la mayor parte de las cosas."

-¿Siente usted una responsabilidad especial con los jóvenes?

-No, no es responsabilidad. La palabra "responsabilidad" me parece un poco seria, lo mismo que "respeto". Encuentro natural el interés por los jóvenes y cuando puedo los ayudo, pero después son ellos los que tienen que hacer sus propias carreras.

-¿Qué siente cuando la presentan como a una "leyenda viva"?

-¡Ah! No sé qué decir, todavía estoy aquí. Acabo de tocar con Ida Haendel (violinista inglesa de origen polaco), que es una señora muy mayor. Le dijeron: "¡Usted es una leyenda!", y ella respondió: "Odio esa palabra". Y se fue... No le gustaba para nada.

-¿Cómo experimenta la sensación de enfrentar el escenario?

-No sé cómo decírselo... ¡Estoy muerta de cansancio, estoy haciendo una especie de maratón: hace dos meses que ando dando vueltas, toqué veinticuatro obras diferentes...

-¿Tiene algún sueño o fantasía musical irrealizable?

-Muchas. En este momento vengo a tocar a Salzburg por primera vez después de la muerte de Friedrich Gulda, mi gran maestro, y me encuentro aquí con Rogger, ¿lo conoce? Este señor que estaba recién acá, el famoso, legendario violinista con quien estuve también en Buenos Aires y en Rusia hace tantos años.... (se refiere al octogenario músico italiano Ruggero Ricci). El estaba casado con una señora argentina e incluso su hijo nació allá... ¡No sé! Quizá me gustaría ser capaz de improvisar, por ejemplo. Y no, no soy capaz. Eso me gustaría mucho. Por lo demás, estoy contenta.

-Sin embargo, cuando la felicité por este concierto me respondió con un gesto...

-Porque no me gustó tanto. No me gustó cómo toqué.

Para agendar


  • Entradas: están en venta los abonos para el II Festival Martha Argerich, que se llevará a cabo entre el 16 y el 23 del actual en el Teatro Colón. Participarán Charles Dutoit, la Filarmónica de Buenos Aires, la Camerata Bariloche y diferentes solista y grupos de cámara. Informes en la Fundación Teatro Colón (organizadora del Festival) al 4378-7140/7141.
Por Cecilia Scalisi Para LA NACION 
3 de noviembre de 2002

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