Su arte refleja la perfección de una de las manifestaciones culturales más destacadas de todos los tiempos.
Sus manos vuelan, flotan… transportadas por el sonido puro que ellas mismas crean. Martha Argerich es una eximia intérprete de piano
y una artista apasionada, cuya técnica es absolutamente impecable. Esta
mujer porteña de espíritu universal, nacida el 5 de junio de 1941, se
destacó desde muy pequeña en su especialidad, siendo acogida por grandes
maestros.
Manos que cantan
A partir de 1980, Argerich abandonó los
recitales como solista y tomó la decisión de ofrecer conciertos para
piano y orquesta, acompañamiento de sonatas y música de cámara. Sus
interpretaciones, con un repertorio que abarca desde Mozart hasta los
grandes autores del siglo XX (Rajmáninov, Messiaen, Prokófiev, Ravel),
se reflejan en su discografía de más de 20 álbumes, siempre acompañada
de orquestas y directores de reconocimiento mundial. Su fama excede su
recatada forma de ser y sus modales son tan suaves como apacibles. Se
mantiene aislada y prácticamente no concede entrevistas ni hace declaraciones a la prensa;
quizás convencida de que su música habla por ella. Habiendo vivido en
París y Ginebra, hoy se encuentra radicada en Bruselas. Allí, habita una
gran casa que aloja continuamente a artistas de su pequeño círculo.
Respetada y admirada
Recorrió el mundo, ganó tres premios Grammy y fue nombrada como la mejor
intérprete de piano desde 1980 hasta 1999 por la Fundación Konex. El
Teatro Colón de Buenos Aires organiza cada año el “Festival Martha
Argerich”, donde se presentan músicos nacionales e internacionales. Uno
de los hitos del festival es el concurso de piano, en el cual Argerich
suele hacer las veces de jurado.
Más allá de la música
Su vida encarada siempre desde su obra está reflejada en un documental del director Georges Gachot llamado Conversaciones nocturnas.
En él se invita a apreciar tanto su arte como su personalidad
reflexiva, tranquila y sin artificios. En este presente mediático donde
la figuración y el destello ostentoso son las vías más comunes para
captar a la atención, la diferencia que hacen las figuras del calibre de
Martha Argerich se torna aún mayor. No todo pasa por una vidriera.
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