Argerich y otras figuras, distinguidas con el Konex
Entre las luces del Salón Dorado del Teatro Colón y
los flashes de las cámaras, Martha Argerich lució más brillante que
nunca cuando posó junto a sus dos premios Konex.
Como se informó ayer en La Nación , la gran artista argentina
recibió anteanoche dos de las distinciones otorgadas por la Fundación
Konex: la de Platino, a la mejor pianista, y la de Brillante, con la que
fue consagrada como la figura más destacada de la música clásica
argentina. Argerich, por lo tanto, fue la estrella indiscutida de la
ceremonia, en la que se distinguió a los nombres más relevantes de la
música durante la última década.
El acto, que fue transmitido en directo por Canal (á), comenzó a las 19
con estricta puntualidad y los discursos de Luis Ovsejevich, presidente
de la entidad y Ljerko Spiller, presidente del Gran Jurado y ganador del
Konex de Brillante en 1989. Ellos fueron los encargados de entregarle a
Martha Argerich -sin duda, la más aplaudida de la noche- sus dos
estatuillas, mientras la mayoría del público presenciaba la ceremonia de
pie y fuera de la sala.
"Siento una conexión espiritual y musical mucho mayor con el país
gracias a la Fundación Konex y al acercamiento con el público en los
conciertos", expresó emocionada Argerich frente al estrado, mientras
recordaba a su maestro, Vicente Scaramuzza. La promesa implícita de la
pianista de volver a tocar pronto en el país (luego del concierto
programado para mañana en el Luna Park) provocó una nueva ovación de los
presentes.
La ceremonia estuvo interrumpida en varias oportunidades por los cortes
publicitarios que exigía la transmisión por cable. En esos momentos, se
producía un silencio notable en el Salón Dorado en medio de los aplausos
que siguieron a cada una de las entregas de las estatuillas de platino,
menciones especiales y de honor.
Emociones interrumpidas
Uno de los pocos galardonados que recordaron al público en sus
agradecimientos fue Roberto Oswald, regisseur con más de treinta años de
trabajo en el Teatro Colón. Oswald dedicó también algunas palabras a
los técnicos del teatro.
El instrumentista de madera Mariano Frogioni se vio sorprendido por la
designación: "Este es un premio inesperado para mí", confesó luego de
recibir la estatuilla. Mauricio Wainrot, reconocido coreógrafo, extendió
su agradecimiento a los bailarines y fue uno de los más aplaudidos.
Una vez finalizada la entrega, todos los premiados subieron al escenario
para una foto que agrupara a los mejores de la música clásica según el
jurado de expertos de la Fundación Konex.
Maestros y alumnos brillantes se encontraron en una fiesta rodeada de
cámaras y reflectores, con un público entusiasta que, a las 21, comenzó a
desplazarse hacia la sala principal del Colón, para asistir al
concierto de Argerich junto con la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires.
Entre abrazos y ausencias
El momento más emotivo de la noche se vivió con el abrazo de las dos
figuras de mayor edad entre los galardonados: el compositor Washington
Castro y Cristian Hernández Larguía, director del Pro Música de Rosario,
uno de los dos distinguidos como mejor conjunto de cámara de más de
seis integrantes. El otro fue el Estudio Coral de Buenos Aires. La danza
también tuvo una presencia destacada. Una de las más ovacionadas fue la
bailarina Paloma Herrera, que llegó especialmente desde Europa para la
entrega. "Es un inmenso honor recibir el premio de manos de mi maestra,
Olga Ferri", dijo frente al micrófono.
A propósito de la danza, los únicos ausentes de la lista de premiados
fueron Julio Bocca y Maximiliano Guerra, que compartieron el Konex de
Platino como mejores bailarines. La hermana de Bocca y la madre de
Guerra ocuparon sus lugares para agradecer al Gran Jurado, ubicado en
dos gradas dispuestas en el fondo del escenario.
Soledad Aguado Harguinteguy
Diario La Nación
30 de septiembre 1999
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